Cualquier pretexto es bueno para tomar las llaves, o en este caso el sensor, y escaparse a bordo de la RDX, pues la experiencia de manejo que ofrece es tan especial, que buscarás pasar todo el tiempo que puedas detrás del volante.
Estéticamente es muy atractiva, sobre todo en la parte frontal, donde el enorme emblema de la parrilla, es el epicentro de toda la camioneta, pues su diseño parte de este punto y las líneas anguladas comienzan a salir hacia los extremos, pasando por los estilizados faros LED Jewel Eye con función de encendido y apagado automático.
En las vistas laterales, el lenguaje de diseño con líneas rectas y anguladas prevalece, mientras que en la parte trasera, el techo insinúa una ligera caída tipo coupé, la cual le otorga un carácter deportivo a toda la camioneta, que se complementa con el juego de rines de aluminio de 19 pulgadas.
Una vez colocados en el asiento del conductor, además de confortable, es fácil encontrar una postura de manejo cómoda y una vista perfecta a través del parabrisas gracias al ajuste eléctrico de los asientos, que se presentan forrados en piel perforada.
El tablero y otros elementos del habitáculo ostentan un alto nivel de equipamiento, calidad en su ensamble y una selección de materiales premium muy exquisita, manteniendo los trazos angulados en el exterior. Sobre la parte central del tablero, se encuentra, de manera flotante, la pantalla táctil a color de 10.2 pulgadas del sistema de infoentretenimiento, con conectividad Apple CarPlay y Android Auto, por la que también se manipula el equipo de audio firmado por Elliot Scheiner, y dotado con 12 bocinas.
Debajo de este arsenal tecnológico se encuentra un conjunto de botones que sustituyen a la tradicional palanca de la transmisión, de modo que, con el motor en marcha, sólo tenemos que presionar el que está marcado con la letra D (Drive) para ponernos en movimiento.
La calidad de marcha de la Acura RDX es silenciosa, confortable, potente, sin nada que pueda alterarte. Y es que de inmediato se percibe la clara orientación del esquema de suspensión hacia el confort, mostrando un buen equilibrio para absorber las irregularidades del camino, pero al mismo tiempo ser rígida para evitar balanceos bruscos de la carrocería en curvas rápidas.
La dirección es suave y precisa, gracias también al sistema de tracción integral, y cuenta con paletas de cambio detrás del volante para manipular de manera manual la transmisión automática de 10 velocidades, cosa que hicimos una vez que pisamos la carretera y con el modo Sport activo.
Si el comportamiento de la RDX en ciudad nos sorprendió, en carretera y con un ritmo de manejo elevado nos enamoró, pues resulta sorprendente el rendimiento del motor de cuatro cilindros de 2.0 litros turbocargado, el cual impulsa con mucha fuerza a todo el conjunto, gracias a los 261 caballos de fuerza y a las 280 libras-pie de torque que genera, cifras que aparecen prácticamente con deslizar el pie sobre el acelerador.
La respuesta es contundente casi a cualquier régimen de revoluciones, pues el matrimonio entre la transmisión y el motor es especial, con una comunicación inmediata que muchos quisiéramos.
El Acura RDX es un vehículo que ofrece dos facetas. Por un lado, es un SUV familiar que cuenta con dos filas de asientos, las cuales permiten llevar hasta cinco pasajeros, y que goza de todas las amenidades tecnológicas y de confort para un viaje placentero, mientras que por el otro, tiene todas las facultades de un vehículo deportivo, el cual resulta muy divertido de manejar.
El Acura RDX está disponible en nuestro mercado en dos versiones: Tech, por un precio que inicia en $829,900, y la A-Spec, la cual tiene un precio de $899,900.
ACURA RDX TECH
MOTOR: L4 2.0 litros turbocargado.
POTENCIA: 261 hp.
TORQUE: 280 libras-pie.
TRACCIÓN: Integral.
TRANSMISIÓN: Automática 10 vels.